CAPÍTULO
2
Luke descansó esa noche. No pegó ojo pensando en
esa extraña ciudad. Podría correr peligro, pero si el destino había querido que
él estuviera ahí, sería por algo.
A la mañana siguiente Luke comió algo, se despidió
de Holocok y emprendió su camino hacia la ciudad.
El camino fue largo, pero después de kilómetros y
kilómetros andando pudo observar el gran cartel en el que ponía el nombre de
aquella ciudad: Mortuus est Civitatem.
Entró en una posada. Daba miedo, pero se quedó allí
a pasar la noche.
Cuando despertó, tuvo una sorpresa inesperada.
Iria
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